Hoy la media Británica tiene el mismo "modelo" que usaron durante la Guerra de Malvinas: “El modelo de censura mediático de Thatcher” (Freedman, 2005, 2009; Gibran, 1998; Harris, 1983). Es decir, todo el discurso oficial es controlado por el Parlamento (o para lamento?) Británico o “Westminster”. Es tan conservador como siempre. No dicen nada de entrada, parece que le sacan conquistas históricas y todo el debate serio es a puertas cerradas. La media se alimenta de a poco, de lo que le dan los conservadores que la controlan de cerca. Se suelta la opinión pública, la dejan andar, después la cortan. El ciclo es repetitivo. En el centro del problema tenemos la “diplomacia” conservadoras. Analista políticos mundiales observan la naturaleza de esta bestia burocrática. El tema, como Chomsky lo presentara hace décadas en “la manufacturación del consentimiento” (Herman & Chomsky, 2002) es quién necesita ser consentido, quién consiente y qué poder de control se refleja en la opinión pública.
Con la misma postura mediática desde los 80 el Reino Unido enfrenta un problema de muchos frentes. Aunque hay una gran diferencia. Malvinas era un problema bilateral y el problema doméstico era Irlanda del Norte. Hoy el Reino Unido enfrenta a nivel de diplomacia internacional un problema multilateral de más envergadura, y el contexto doméstico es más complejo en Escocia que Irlanda del Norte. De afuera el Eurozone, Gibraltar y los mercados internacionales. De adentro los brotes de Escocia e Irlanda del Norte que no consideran legítimo el Brexit. Se acoplan a esta problemática la crecida dramática de ataques racistas en contra de inmigrantes y sus generaciones (hijos, nietos, etc). El caño roto de la diplomacia británica tiene muchos agujeros, y la pregunta es: le alcanzarán los dedos para taparlos esta vez?
Los de afuera no son de palo, pero hay que darle palos?
Una hipótesis simplista diría que Rusia celebra estos momentos, y el vodka seguro está en todas las mesas. Pero en realidad Putin estima seis meses para que Rusia y a la Unión Europea asimilen el impacto económico y político del Brexit (Forbes, 25 Junio 2016) . Putin dice que él no dijo nada a favor del Brexit, que fue una “mentira” de la media. El mensaje es claro: los británicos se cansaron de seguir soportando países corruptos como Grecia, Italia, la República de Irlanda, y tantos otros. Estas hipótesis explican el triunfo del “leave” en el Brexit. Otro punto claro en el discurso mediático es que la culpa nunca es de Rusia o el Reino Unido y mucho menos de los bancos.
Sin embrago, el primer día del post Brexit tira la moneda nacional tan abajo como en los 80, aunque ayer bajo a niveles registrados durante el 78. Perdiendo el estatus de “elite” en el mercado mundial. Arriba quedan Australia y Holanda (The Telegraph, 2016) . De “Gran” no queda mucho en Bretaña. Hoy se juega el resto porque la crisis constitucional pone a prueba que tan “Unido” es el Reino.
Aparte del problema financiero, Putin sigue, fue el descontrol inmigratorio tanto de Europa (central y del este) y al último desde Siria. Esto victimiza a los ciudadanos comunes que pagan los impuestos y sostienen el sistema. Sin embargo, no hubo quejas cuando el dinero de las víctimas se ha invertido sin problemas para comprar bombas. Sky News (18 febrero 2016) publica detalles de los costos en Libras Esterlinas de bombardear a Siria:
· 1 “hora” de un avión Tornado cuesta 35,000
· Se usan dos Tornados por ataque (de 4 a 8 horas)
· Cada avión carga cuatro bombas
· Cada bomba cuesta 22,000
· 1 misil Brimstone cuesta 105,000
· 1 misión cuesta 1 millón (20,235,742 Pesos Argentinos).
Sin embargo, las bombas no cuentan como factor de inmigración ni para Putin ni para el Reino Unido, algo que no sorprende. Desde el ángulo de "inmigración" se manufactura un tipo distorsionado de la realidad: dicen qué pasa en el Reino Unido y dicen cómo es que llegaron a esto: “por culpa de los demás”. La deshumanización del “inmigrante” se agudiza el año pasado desde el gobierno. Cameron dijo en la media que los que se escapaban de la guerra de Siria eran “enjambres” o “manojos” (The Guardian, 30 julio 2015) . Aunque Cameron bombardeaba Siria junto con Putin, Francia, EEUU y quién no. Si se entiende bien, el humo de las bombas desparramó el enjambre por Europa desde Grecia, paso a paso, hasta que afectó el Reino Unido. Dictador para Europa aunque analista político para el resto del mundo, el Coronel Gadaffi dijo bien claro: “si me sacan del poder Europa va a sufrir un crisis de inmigrantes incontenible (Sputnik, 23 abril 2015) . Las bombas desde antes y después de Gadaffi no curan el hambre. Los inmigrante vienen a reclamar los que Europa les robó, un futuro decente de trabajo, comida, un techo y el derecho a la vida digna. La gente sigue Europa pero no por placer, por hambre. Lo entiendo muy bien porque yo también vine por hambre en el 2004 al Reino Unido. El hambre empuja y baja cualquier frontera.
No sorprende que esa bronca de “la culpa es de los demás” se internalice. Casos tan tristes como los mensajes de agresión a una emprendedora de negocios “Musulmana - Galesa” (Shazia Awan):
“Una gran noticia ... puede empacar sus maletas que vas a casa ... hasta luego”! (The Independent , 25 junio 2016).
Las comunidades Polacas atacadas con grafitis:
“Salir de la UE (Unión Europea) – no más bichos polacos”.
Los grafitis se hacen “tarjetas” y los robos a particulares polacos aparecen en la media (Sky News, 2016). Porque en el Reino Unido el mensaje desde Cameron es: “odiar al otro está bien”, “hay que odiar y no pensar”, porque “pensar jode el sistema”. La policía Británica estima un casi 57% de aumento de denuncias de racismo o “hate crimen” (crimen de odio). La conductora de BBC fue insultada en su barrio con frases de los 80 (Mail Online, 27 junio 2016). La realidad de “más palos que comida” es clara cuando en las últimas horas los diarios británicos publican que hubo agresiones también a italianos, africanos, y cualquiera que no parezca ser Británico (blanco). El riesgo sube en las zonas marginadas porque, siguiendo el discurso de esta política derechista, la culpa de la pobreza es del inmigrante. Ese “producto manufacturado” queda clara cuando el embajador polaco pide al gobierno Británico protección para las comunidades polacas. Hoy los grafitis impresos en cartas llegan a las escuelas primarias donde sus hijos son víctimas de la estupidez y barbarie de los adultos (The Independent , 2016)
De la humillación diaria en contra de Polacas/os este viaje de locura llega a otra parada transitoria: la denigración de los académicos extranjeros. Saint Andrews, Stirling, Edimburgo, Glasgow, Londres, Oxford, Cambridge, Manchester, y otras ciudades con el prestigio de tener las universidades más importantes del Reino Unido, y que votaron en contra del Brexit. Académicos que, irónicamente, capacitaron las elites Británicas que hoy los discrimina tanto. Porque la culpa tiene que ser “de otro”.
De la humillación diaria en contra de Polacas/os este viaje de locura llega a otra parada transitoria: la denigración de los académicos extranjeros. Saint Andrews, Stirling, Edimburgo, Glasgow, Londres, Oxford, Cambridge, Manchester, y otras ciudades con el prestigio de tener las universidades más importantes del Reino Unido, y que votaron en contra del Brexit. Académicos que, irónicamente, capacitaron las elites Británicas que hoy los discrimina tanto. Porque la culpa tiene que ser “de otro”.
Referencias:
Freedman, L. (2005). The Official History of the Falkland Campaign. Volume 1: The origin of he Falklands War (Vol. 1). London: Routledge.
Freedman, D. (2009). 'Smooth Operator?' The Propaganda Model and Moments of Crisis. Westminster Papers in Communication and Culture, 6, 59 - 72.
Gibran, D. (1998). The Falklands War: Britain Versus the Past in the South Atlantic. London : McFarland & Company, Inc., Publishers.
Harris, R. (1983). Gotcha! The Media, The government and Falklands Crisis. Boston : Faber & Faber.
Herman, E., & Chomsky, N. (2002). Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media. New York: Pantheon Books.
©Un Cordobés en Escocia. 2016. Todos los derechos reservados
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