Fue una noche triste la del
lunes pasado para Manchester, ciudad al norte de Inglaterra. El ataque terrorista
de Salman Abedi se refiere al joven de 22 años, nacido en Manchester, sus padres
son en teoría refugiados de Libia. La media conservadora británica lo caratula
constantemente de “hombre”, mientras trata de “jóvenes” a sus víctimas. Aunque ese punto hay que discutirlo más
abiertamente, ya que se trata de jóvenes, jóvenes terroristas, y por otro lado
víctimas jóvenes, el hecho puntual es el trauma social desde el ataque suicida
de Salman.
Cuando hay una fractura social
traumática, un punto de resistencia no es la negación de la realidad. Se trata
de evaluar el presente desde la memoria colectiva como algo transcendental que
permite a la colectividad establecer que la identidad social no se reduce a un
solo evento. Y Manchester tiene mucha historia como para encerrarla en ese
hecho puntual de la bomba casera que detonara Salman. La memoria colectiva
asegura (aunque se disputa) que el pub The Crescent, en la calle Massey Street,
al norte de Manchester, en la zona de Salford Crescent, fue donde Karl Marx y
Friedrich Engels discutieron la revolución y la teoría del Comunismo. Aunque se
discuta la veracidad de ese hecho, es innegable que Marx visitaba a Engels en
sus viajes de Londres a Manchester, y sus charlas eran exclusivamente una
crítica al capitalismo. Ese es uno de los tantos ejemplos de cómo la memoria colectiva
es un fuerte de resistencia, porque todos los cambios del siglo 20, las movidas
nacionalistas desde Lenin, le deben mucho a Manchester, y Manchester no duda de
su importancia en la política internacional.
22 muertos, 59 heridos, más de
240 llamadas de emergencia, 60 ambulancias, 400 policías, y las compañías de
taxis que ofrecieron servicios gratis para ayudar, fueron algunos de los
efectos observados después del ataque suicida de Salaman Abedi, de 22 años. Un
joven que con una bomba casera espera como una hiena a la salida del estadio
Arena de Manchester después del concierto pop de Arania Grande. La muerte de su
fan de 8 años, Saffie Rose Roussos, a pesar de ser verdad, enmarca la situación
como un ataque a la juventud. Eran la mayoría adolescentes, muchos viajaron
horas y esperaron meses para ir a ese recital. La media de Eslovenia publica
que hubo dos Twitters, uno horas antes del ataque que decía "Manchester va
a pagar", y el otro después del ataque diciendo si se olvidaron de los
niños asesinados de Siria. Es el ojo por ojo y diente por diente el tema, que
de justicia no tiene nada y de trauma tiene todo.
El trauma social que durará lo
que dure la historia Mancuniana, como le dicen a la gente de Manchester. La
historia y el tiempo que transcurre no curan el trauma, porque el trauma no
tiene cura. El trauma es una situación social en donde el tiempo no tiene
sentido. Lo único que tiene sentido es el dolor, porque es lo único que sienten
hoy los mancunianos.
Manchester es una ciudad de
unos 2 millones de habitantes, al norte de Inglaterra, en auto a tres horas y
media de Londres, o cuatro si el conductor decide descansar unos minutos en los
bares de las estaciones de servicio. Viví en Brighton entre el 2004 y el 2009,
y visitaba seguido Londres. En Brighton y en Londres no se habla mucho con la
gente, hablar con desconocidos es raro, o se considera raro. En cambio, el
norte es más amistoso con el viajero, la gente de Manchester no tiene nada en
común con la parte sur inglesa. En su submundo hay una base de diversidad
cultural que no tiene parecido con ninguna otra ciudad de Inglaterra. Se puede
hablar con la gente sin problemas. El trauma que hoy viven es muy triste y me
trae memorias. Aunque la memoria es la base del trauma, es bueno usar la
memoria para resistir la triste realidad.
Escuchaba BBC y cada lugar que
mencionaban me traían buenas memorias, pensaba que quería pensar positivo ya
que viví en Manchester entre el 2009 y el 2013, fueron 4 años de sentir
Manchester (o casi 5). No pude creer que alguien pueda atacar a
Manchester, ¿cuál fue la venganza?, ¿Siria?, eso dice
el Estado Islámico, aunque ya nadie puede creer en los medios oficiales
británicos. Si es o no cierto, la verdad es que el terrorista nació en
Manchester. Si la venganza fue por algo que el estado británico hizo, es el
mismo estado británico que produce terrorismo en dos ángulos: el internacional
con los bombardeos a Syria, y el doméstico ya que no solo el atentado de anoche
confirma que algunos "ingleses" son terroristas, sino que la
inteligencia británica y la CIA recibieron amenazas de terroristas con acento
"mancuniano" varias veces. Pero toda esa historia, esos hechos, no
fueron tan fuertes como para borrar mis memorias de Manchester. Pensé que es mi
manera de no tratar de encerrarme en una imagen negativa por el ataque reciente.
Pero concluí que no es así. No es que uno quiera ser positivo, cualquiera que
vive o vivió en Manchester sabe que es una ciudad dinámica, multicultural, con
una riqueza humana que no se encuentra en otra ciudad británica.
Escuchaba en la radio que el
ataque fue en el estadio Arena. Fui varias veces a ese estadio. Es inmenso, y
la seguridad era muy estricta, y pensé ¿cómo puede ser si
tiene una terrible seguridad? Pensé, tal vez fueron varios que de a poco
pasaron partes de la bomba casera, pero pensaba eso es muy difícil. Pero
hablando con amigos de Manchester, me dicen, no, Salaman (terrorista) esperaba
afuera del estadio, y eso tiene sentido estratégico. El verdugo tenía la misma
edad de sus víctimas casi, la misma nacionalidad, y nació en la ciudad que lo
recordará como el cobarde más grande de su historia. Porque no hay héroes en la
historia que se recuerden como grandes próceres por haber matado a una niña de
8 años, no hay historia que acepte que 22 muertos se merecían ese castigo, y no
hay moral que justifique semejante acto. Es cierto que es peor el bombardeo de
Siria, pero no se justifica la acción de Salaman. Camine tantas veces por
estadio Arena, pensaba, cuando escuchaba la radio y miraba TV. Cada imagen que
veo me trae memorias, y no es querer pensar positivo, es que Manchester tiene
esa fuerza interna que no te permite pensar mal, porque cada mención que hacen
de lugares mancunianos me trae memorias positivas. Por ejemplo, los barrios del
sur, Fallowfield y Chorlton, en el primero detonaron un explosivo, en el
segundo hicieron un allanamiento que termina con la detención de un joven de 23
años.
Viví en Fallowfield 2 años de
los 4 que estuve en Manchester. Es un barrio hermoso, simple, no aparenta lo
que no es. Siempre se observan los colectivos Megabus, que llevan mucha gente a
la Universidad de Manchester, donde hice mi maestría de relaciones internacionales.
Desde Fallowfield a la Universidad hay un cambio drástico religioso, ya que la
mayoría son cristianos en Fallowfield. Antes de llegar a la Universidad el
pasajero del Megabus se frustra a veces por el tráfico intenso de la tarde. El
caos y la elegancia del Curry Mile, que es una milla (simbólicamente hablando)
de restaurantes de comida árabe e india, es de religión musulmana por gran
mayoría. Hice una investigación antropológica y social de 2 meses, relacionada
a la conversión de europeos al islam. Pero para llegar a Chorlton uno tiene que
caminar un poco más al sur de Manchester. Chorlton tiene los mejores lugares
para tomar café, los mejores bares, y a diferencia de Fallowfield, es un barrio
de clase media alta.
Cuando decían los medios: la
policía hizo explotar un artefacto explosivo en Fallowfield, me acordaba de mis
vecinos, gente tan linda. El Megabus, el centro de salud, su práctica
dental, las pizzerías, las ventas de kebabs, los estudiantes borrachos, el día
que fui a ver el mundial y unos cuatros tipos en una mesa me gritaron "The
Falklands are British" (Las Malvinas son británicas) cuando entré con mi
remera y gorro de Argentina. En Fallowfield eso no se aceptó, porque todo el
bar mancuaniano reaccionó en contra de los que me insultaron por ser argentino.
Porque Fallowfield, como todo Manchester, protege al extranjero con su amor
eterno. Me senté a ver el partido cuando jugaba Inglaterra con Alemania (que
perdió), y me senté junto con los ingleses, que no entendían por qué yo soportaba
a Inglaterra, y les dije, porque nosotros le ganamos con la mano a Uds., pero
no hay mano ni dios que nos ayude con Alemania.
Escuchaba la radio, y decían
el estadio Arena fue atacado, que es en la parte norte de Manchester o la zona
posh. Es a unos 5 minutos de la estación Victoria. De noche es cuna de
borrachos eso con un humor genial, que se encuentran también en la terminal de
colectivos de Picaddilly. La comunidad gay y su cultura que tanto arte trae,
los mejores bares y fiestas son de gays. Los mejores restaurantes están en el
Northern Quarter, y eso es cerca del estadio Arena. Decían: explotó una bomba,
y yo pensé que fui a ver Axel Rose, y muchos otros espectáculos en el Arena.
Decían corría la sangre, y yo pensaba, siempre corrió cultura, decían murieron
22, y pensaba cuántos refugiados han sido salvados por Manchester. Yo tenía un
gran amigo refugiado en Manchester, y me dijo: la guerra es muy mala. Esa frase
me pareció inocente. Pero esa simplicidad no te la dan los que saben
(académicos), te la dan los que viven la guerra, ya que él había estado
defendiendo la frontera de Somalia. Un día del 2011, el somalí trajo su laptop,
y en su foto de fondo había un paisaje paradisíaco con una mujer, los ojos del
somalí gigantes, y su fuerza increíble me quedaron en la memoria, dijo: ella es
mi mujer, vamos a vivir juntos de nuevo pronto. "La guerra es mala"
dijo el somalí, era un ex soldado.
Decían que el ataque a
Manchester fue para atacar al opresor inglés, el pirata que nos roba y nos mata
(Siria). Trabajé en una agencia de seguridad durante los English Riots, y no
fue tanto la policía que frenaba los ataques a negocios, fueron las comunidades
mancunianas. Porque mientras todo estaba al revés durante los English Riots,
Manchester puso sus valores comunales para enfrentar la crisis social más
grande de los últimos años en Inglaterra. Esa crisis fue el producto del
sufrimiento de las clases bajas y comunidades excluidas de Inglaterra.
Porque la guerra económica
interna británica interna no es más suave que la guerra que sostienen los
británicos en el medio oriente. La gente brotaba de todos lados durante el
English Riots en el shopping center Arndale, a unos minutos del estadio Arena.
Porque después del ataque de IRA a mediados del 90, se reconstruyó esa zona que
hoy es un gran shopping. Pero lo que empieza como regeneración termina en un
proyecto de exclusión. Todas las empresas que vinieron a la zona del ataque no
contrataron tanto vecinos porque no tenían educación, aumentaron los impuestos
por los cambios, subieron los precios de alquileres hasta convertir el Northern
Quarter en la zona más cara, y en poco tiempo los vecinos fueron desplazados
hacia la periferia del norte mancuniano, sobre todo hacia la zona de Salford
Crescent. Porque la pobreza en el Reino Unido se esconde en la periferia. Cada
proyecto de "regeneración" terminó en la "degeneración comunal".
El mejor ejemplo es Tesco, la cadena británica nacional de supermercados que
empezó con la idea de ayudar a los chicos de la calle y con un anexo de ventas
de productos baratos de la canasta familiar.
Termina Tesco echando los
chicos de la calle que con su pobreza molestaba la "imagen" de Tesco
y sus "clientes". Destruye los mercaditos locales que no pudieron
sobrevivir la competencia, y en Manchester como en muchas otras ciudades, los
vecinos se convirtieron en extranjeros de su propia tierra. El English Riot fue
la respuesta de esa irregularidad. La demográfica de los focos de violencia
muestra que las zonas excluidas atacaron los centros que expropiaron la
decencia comunal. Por eso en Manchester se observó que gran parte de Salford
Crescent tenía mucha relación con los involucrados en los English Riots. Pero
hoy la culpa es externa, de los terroristas, no es la culpa del estado criminal
británico.
La situación es sensible,
Theresa May declaró que empezaron la operación "Temper". Es la 3ra
vez que se usa esta operación, la primera fue en el 2006 por una bomba líquida
en una línea aérea transatlántica, la segunda en el 2007 por un intento de
ataque terrorista en un club de Londres. Tristeza en Manchester, gran
movida de seguridad en el Reino Unido, y la posibilidad de otro ataque es
inminente de acuerdo a las agencias de seguridad del Reino Unido (MI5). Pero
mientras la media conservadora se encarga de demonizar refugiados, no menciona
cuántos niños fueron asesinados en los ataques cobardes aéreos del Reino Unido
a Siria, no menciona que destruyeron Siria, no menciona que el Reino Unido le
ha dado la espalda a los que se escapan de sus bombas y termina ahogados en su
afán de sobrevivir en Europa, la Europa de derechos humanos que nada hace por
Siria, de esa violencia no se habla. Los terroristas son todos los otros, son todos,
pero nunca británicos de acuerdo a la media conservadora británica, en particular
BBC que se caracteriza por remarcar que eran “refugiados” los padres del terrorista.
Justo cuando tanta falta le hace al gobierno británico justificar su negativa
de recibir más inmigrantes sirios. Ayudarlos no, pero bombardearlos sí.
El discurso ahora es:
Salaman Abedi nació en Manchester, pero el énfasis es: sus padres son libaneses.
Mientras hay un refuerzo de casi 1000 soldados, los arrestos se suman de 3 a 7,
la mayoría en la zona sur de Manchester, mi memoria del sur mancuniano se niega
a cerrarse en este hecho actual. El sur me recibió con cariño, con la
fraternidad mancuniana. Eso es Manchester, es la comunidad más cálida del Reino
Unido.
Saludos
Un cordobés en Escocia.
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